La afición de Gelo a "patear" el monte, le llevó a descubrir
este maravilloso lugar en lo alto de Ruiseñada.
En un arrebato de locura adquirieron varias pequeñas fincas en 1.992
y construyeron con sus manos una pequeña cabaña de madera en
la que soñar.
Sus sueños les llevaron a diseñar una casa inspirada en la derruida
del Golf de Oyambre, en la que pudieran no sólo vivir ellos sino
compartirla con su familia, cuadrilla de amigos y futuros huéspedes.
En Enero de 1.999, comenzaron la cimentación de su sueño.
En Agosto, abrieron las puertas. Por fin viven donde han deseado, con
la calidad de vida que el lugar les transmite, y pueden ofrecérsela a
quien les visita. Un entorno lleno de paz, tranquilidad y cercanía
a cualquier punto de Cantabria.
El diseño constructivo, dirección de obra y decoración ha sido realizado
por ellos, con familiares y amigos.
Se encuentra amueblada con piezas antiguas, unas de herencia
familiar y otras recuperadas.